Sleeping Beauty

Hace un tiempo os dije que Sleeping Beauty se iba aconvertir en mi película favorita y no iba muy mal encaminada. La película dirigida por Julia Leigh me enamoro por la fotografía y la ropa interior que encerraba un tema bastante polémico.

Julia Leigh reinterpreta el cuento de La Bella Durmiente con la joven estudiante Lucy (interpretada por Emily Browning) que decide tener un nuevo trabajo en el que venderá su cuerpo. Primero servirá la comida a los clientes vestida únicamente con lencería fina, pero después gracias al aprecio de su jefa Clara (Rachael Blake) sube de nivel. El trabajo es sencillo, cada noche Lucy se dormirá profundamente en una habitación donde los hombres harán con ella todo lo que quieran sin llegar a tener sexo con ella y a la mañana siguiente no recordara nada gracias a la pastilla que le ayuda a entrar en ese profundo sueño.

La fotografía corre a cargo de Geoffrey Simpson y el vestuario de Shareen Beringer los cuales consiguen retratar este elegante pero frío mundo gracias a los tonos azules que bañan todas las escenas. La excelente fotografía de Simpson la vemos en otras películas como Bajo el sol de la Toscana y las Sesiones, dos películas maravillosas donde la fotografía se convierte en una de las grandes protagonistas. ¿Quien no ha querido visitar la Toscana después de ver la luz rojiza que bañaba toda la película de Audrey Wells? Por otro lado, el vestuario de Shareen Beringer (podemos ver su trabajo en las cintas Somersault y Two Hands) destaca por su elegancia, Lucy en su vida universitaria viste como una más muy simple sin destacar pero por las noches Beringer la viste con la lencería de Lascivious, una marca británica que destaca por su sexualidad. 

 Si os ha entrado curiosidad para saber más sobre la película de Julia Leigh os dejo la crítica de The New York Times de A. O. Scott.